El Arándano azul o Arándano americano crece como un arbusto y puede alcanzar una altura de 1,5 a 2 metros y una anchura considerable. A pesar de ello la planta es apta para jardines tanto grandes como pequeños, ya que se deja podar con facilidad: por mucho que se pode a finales de febrero/marzo, siempre volverá a brotar de nuevo. La única desventaja de una poda muy rigurosa de la planta entera es que entonces no podrá disfrutar de sus deliciosos frutos en el verano siguiente: florece (abril) y ofrece bayas (julio/agosto) en madera de varios años. Para poder cosechar frutos cada año, es mejor ir “rejuveneciendo” la planta a lo largo de los años.

También es una planta muy agradecida como planta de cubeta en su terraza, siempre y cuando la riegue suficientemente durante la floración y en la época de las bayas.

Incluso en otoño disfrutará mucho del Vaccinium corymbosum, porque entonces las hojas cambian de color a un precioso dorado, naranja o rojo.

Algunas variedades incluso en invierno son una joya para el jardín, gracias a sus preciosas ramas rojas (p.e. Vaccinium corymbosum ‘Rancocas’).

Los arándanos son plantas fáciles de cuidar y apenas sensibles a enfermedades. Lo único que exigen es un suelo algo ácido y rico en humus. Las plantas son resistentes a las heladas y autopolinizantes: es decir que un solo ejemplar en el jardín también será fructífero.

Las grandes bayas azules se pueden comer frescas y se conservan bien en el frigorífico durante aproximadamente una semana. Por supuesto también se pueden convertir en mermelada, zumo o incluso vino.

Las variedades más conocidas del Vaccinium corymbosum son ‘Bluecrop’ y ‘Goldtraube 71’. Estas dos variedades, como todas las demás, son muy fructíferas.

‘Goldtraube 23’ y ‘Emblue’ son ejemplos de variedades aptas como plantas de cubeta, ya que por naturaleza crecen más frondosamente.